martes, 2 de octubre de 2012

Titán Triatlón 2012

Mientras leo con envidia las crónicas de los finishers del club, debo decir que aún no soy Ironman, pero por lo menos ¡soy Titán!
Con tan solo ocho ediciones, el Titán Sierra de Cádiz es ya un clásico en el panorama del medio ironman español, y una vez que lo has corrido es fácil entender por qué. Conjuga uno de los recorridos más duros en su distancia con una belleza tremenda, una buena organización y la implicación total de la gente de los pueblos donde se desarrolla (Zahara de la Sierra y Algodonales). Además entre los participantes existe una complicidad en el esfuerzo, un colegueo en cada brazada, en cada pedalada, en cada zancada, que no he visto en ningún otro triatlón hasta la fecha.
Tras unos días de lluvia en Andalucía que chafaron las mini vacaciones, al menos el clima norteño iba a estar de mi parte el día de la competición. Se esperaba lluvia intermitente y máximas de 16º, y yo como mejor carburo es con frío. El día anterior subí el Puerto de las Palomas en bici y ya vi que el chuvasquero y los guantes eran obligatorios. 
Ante este panorama me presento en boxes con un mochilón cargado de ropa de abrigo y prácticamente soy el primero en dejar todo preparado una hora antes de la salida.
Esta vez me pasé un poco de madrugador...
 
 La natación del Titán en teoría son 2.000m, pero no se sabe bien por qué este año fueron 2.200m según varios participantes con Forerunner. Se nada en el embalse de Zahara, en un lugar muy escénico, con el pueblo y el castillo de fondo y el Puerto de las Palomas trazado en la sierra detrás. 
Chupinazo y salida desde el agua, 320 participantes y hay que dar dos vueltas a un triángulo de boyas, 6 "largos" en total, para volver a la orilla después. 
El agua está templada y limpia, una gozada nadar aquí. Me sitúo en el medio intentando repetir lo que me dio buen resultado en Riaza, salir fuerte e ir cogiendo pies en la primera vuelta mientras me pasan las masas. La gente es muy respetuosa y apenas hay palos en una primera boya con giro muy cerrado. 
1 boya, quedan 5. Miro atrás y veo un montón de gente..."esto va bien, ¡vamos!"
2 boyas, quedan 4. Me pasa un montón de gente...la típica pregunta que se pasa por la cabeza "¿qué narices hago yo aquí metido?"
3 boyas, quedan 3. Cojo algo de ritmo otra vez..."a ver si no me empieza a doler el hombro".
4 boyas, quedan 2.  La natación se está haciendo eterna..."a ver si un año de estos aprendo a nadar".
5 boyas, queda 1. "Vamos, que no queda nada"
6 boyas..."Esto está hecho, ¡si hay que dar otra vuelta, se da!".

Salgo en 43:20 netos, puesto 243, y muchas bicis aún en boxes. Como todo el año sigo con la natación cruzada, pero un poco mejor de lo esperado. El hombro no ha dado la lata en absoluto.

En la T1 tardo 4 minutazos en ponerme casco, maillot con herramientas, cámaras, barritas, guantes y chuvasquero, calcetines de invierno, zapatillas y botines de neopreno. No me gusta nada ponerme las zapas antes de salir de boxes, pero creo que mantener los pies calientes en las bajadas es una prioridad. A mi alrededor sale mucha gente sin abrigo ninguno...ellos verán.

La bici del Titán es muy dura pero amable. Dos largos puertos, Las Palomas y el Boyar, sin grandes rampas y muy bien asfaltados, unidos por una zona rompepiernas entre Grazalema, Ubrique y el Bosque. El desnivel es considerable, 2.300m, pero hay muchas zonas donde las piernas descansan del esfuerzo.


Nada más empezar a subir Las Palomas paso el momento malo del día, llevo los isquios muy fríos y no cojo ritmo ninguno. Afortunadamente, casi una hora de subida da para entrar en calor, y a poco de coronar ya empiezo a adelantar mucha gente y cada vez me encuentro mejor. 
El precioso trazado de Las Palomas con el embalse al fondo
En la cima me paro en el avituallamiento a coger un bidón y a ponerme el chubasquero y los guantes de invierno. Respecto a los avituallamientos, decir que hay 5 en el recorrido en bici, completísimos y con voluntarios con mucha experiencia. Los cruces dudosos están perfectamente señalizados y, aunque el tramo desde Grazalema a El Boyar es a tráfico abierto, la Guardia Civil detenía perfectamente a la mayoría de los coches. Un lujo de circuito, y un lujo de organización en este segmento.

Bajo hacia Grazalema en medio de la niebla y empiezo a adelantar andaluces poco acostumbrados a descensos en mojado. Al poco rato empieza a llover, y el tramo rompepiernas hasta la bajada de Ubrique me lo tomo con calma, guardando fuerzas.

Llego al Bosque en un "grupo" de 5 en el que casi todos respetamos el no-drafting, y empiezo a subir el Boyar con inmejorables sensaciones bajo la lluvia. El Boyar son 19km de subida, con un tramo inicial de muchos descansos, un tramo central duro, y un tramo final muy suave. En la parte dura sigo guardando y guardando, pero cada vez me encuentro mejor, y cuando las rampas del 11% quedan atrás, cambio el ritmo y empiezo a pasar un montón de gente.

En ese momento empecé a disfrutar como nunca lo había hecho en un triatlón...entré en una especie de trance en el que gozaba con cada pedalada y si no podía ir más rápido era porque las piernas no daban más de sí. Entre lluvia, niebla y bosque, pasé a más gente en los últimos 4km de puerto que en los 40km anteriores. Corono con ganas de más subida y paso algo de frío en la bajadilla hacia el cruce de Las Palomas. Por aquí la gente en tritraje va helada y alguno temblando peligrosamente sobre la bici. La imagen era dantesca, incluso en un par de adelantamientos tengo que pedir paso al que me precede, porque le veo temblar y me da miedo iniciar el adelantamiento. 

Afortunadamente quedan 3km duros de subida de vuelta a Las Palomas, en el que paso a cinco triatletas más, antes de lanzarme a la bajada final, que está seca. Aprovecho para comerme la 4ª y última barrita y disfruto el descenso por asfalto impecable para bajarme de la bici en 3h50m netos, puesto 74. Casi 4h, pero la bici se me ha hecho corta.

En la T2 le doy una alegría a mi madre, que ha venido a verme, y comprueba que llego mucho antes de lo esperado. Llevo como 15 minutos de margen sobre el tiempo previsto, y me noto muy fuerte aún. Tardo 5 minutos en quitarme todo lo que llevo encima y salgo a correr contentísimo y disfrutando a tope.


El tercer segmento es sin duda el más duro del Titán. Es una media maratón corta, 19km, pero con 600m de desnivel positivo. Se trata de bajar los primeros 2km, subir al pueblo de Algodonales, dar la vuelta en la plaza llena de gente, volver al embalse y desde ahí subir en 4km eternos hasta la plaza del pueblo en lo alto de Zahara de la Sierra.


Paso el km 2 en bajada en 7:40 y pienso que voy un poco pasado de rosca. La subida a Algodonales me la tomo con calma, disfruto tremendamente el paso por la plaza con todo el mundo animando, pero en el regreso vuelvo a apretar cuesta abajo y paso el km 10 en 42:30. Paro a tomar un gel en el siguiente avituallamiento y me pasa un corredor tras mucho tiempo sin hacerlo. Decir que cada 3km había un avituallamiento, todos con fruta, barritas, geles, vaselina...una maravilla. Los voluntarios te preguntaban de antemano que querías para tenerlo preparado y que no tuvieses que parar. A partir de aquí entro en una fase de la carrera extraña, en la que corro sin referencias, sin nadie a la vista ni por delante ni por detrás, pero mi ritmo aún subiendo sigue siendo muy bueno. 
Al volver al embalse tengo que parar a orinar en el km15. De repente miro hacia arriba y veo que en 4km tengo que subir hasta lo alto de la torre, donde se sitúa la meta. ¡BRUTAL! Aquí ya entro en una fase de mayor sufrimiento y aunque paso a alguno que va petado, me adelantan tres o cuatro. Subo corriendo mientras puedo, a unos 6min/km, hasta que en el último kilómetro peto y tengo que caminar. La gente te grita y te sube en volandas, y aunque hay alguna rampa del 18% que da un aviso a mis isquios, corono sin problemas contentísimo y corro el último tramo para entrar en 6h16m, puesto 89 de 282 finalizados y parcial 85 de la carrera a pie (1h34m47s).

¡Soy Titán! El speaker dice "Muy grande, Manuel, del Tri Armadillos". En efecto, ha sido muy grande acabar esto y aunque la gente se queja de lo duro que ha sido con la lluvia y el frío, yo he disfrutado como nunca en un triatlón. Cierro así la temporada de media distancia con Aviaman, Riaza y Titán en el zurrón, impensable hace apenas un año. El Titán me queda en la otra punta de España...pero el año que viene, si se apunta alguien, allí estaré. Es un triatlón que todo armadillo debería hacer al menos una vez en la vida.

4 comentarios:

Zapa dijo...

Un final de temporada a tu nivel para una temporada de lujo ¿Alguien duda que este tipo el año que viene va a por todas?

Un abrazo

Chuby dijo...

Menuda Bestia Parda!!!

Tremendo Manu, que gusto da ver como lo disfrutaste :-)

Un diez para ti por el tema de ser previsor con chubasquero y demás eneres.

Felicidades!!!

nano.armadillos dijo...

Con la lagrimita!!! joer que sensaciones mas buenas
Esta claro que esta temporada te has desquitado,,,
enhorabuena, ahora a disfrutar en la nube

Camila dijo...

Me gustan las distintas competencias deportivas y cada vez que puedo trato de realizar algun deporte. Suelo comprar toda la indumentaria en el nike unicenter ya que tienen mucha variedad y lo tengo cerca de casa