viernes, 20 de septiembre de 2013

I Triatlón Bola del Mundo (1.500-37-10)

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Tercer y último tri de una temporada en la que al triatlón le ha tocado compartir protagonismo con otros retos. 

Tras los halfs de Elche y Ecotrimad la concurrencia armadilla obligaba a cerrar temporada en el Triatlón de la Bola del Mundo. Nos juntamos Pablo, Sergio, Nano y yo en el olímpico, y Fer Herva, que en su segundo triatlón iba a atacar la distancia sprint en la Bola del Mundo, casi nada. A los demás nos tocaba nadar 1.500m en el embalse de Navacerrada, para a continuación, en 37km, dar dos vueltas por Cerceda - Mataelpino, subir a la Bola del Mundo y desde allí afrontar un trail de 10km con 600m de desnivel positivo por la Cuerda Larga. La meta estaba situada junto al bar de la Bola.

Las sensaciones eran peores nadando y corriendo que en Ecotrimad, pero mucho mejores en bicicleta, así que la táctica era aprovechar el sector de ciclismo para llegar con las piernas lo más frescas posibles a un sector de carrera de montaña, por encima de 2.200m, duro y técnico, que me va como anillo al dedo.


Poco después del amanecer y con ciertas prisas y desorganización en el box (no me dieron bolsa de basura para guardar el neopreno), me veo en el embalse junto a Sergio. Son dos vueltas de 750m “cortos” a un triángulo de dos boyas enormes con salida del agua antes de empezar la segunda vuelta. Vamos, un circuito sin ninguna dificultad. Sin embargo desde la primera brazada me noto fatal, embutido en el neopreno que hace meses que no me pongo, y completamente desorientado. En la segunda vuelta la cosa mejora un poco pero salgo cabreadísimo conmigo mismo en la peor natación que hago desde el campeonato de España del año pasado. Nano, Pablo y Sergio ya están a punto de salir con la bici cuando llego al box, y creo que desde Medina de Rioseco en 2011 Sergio no me había ganado una natación. 29:08 y parcial 94 de 130 finalizados.



T1 aceptable y salgo fuerte por el pueblo de Navacerrada arriba, pensando en que llevo unos 2-3 minutos de retraso frente a lo previsto y en un triatlón con drafting eso es una tumba, en forma de ruedas perdidas. 







Paso a Nano y a Pablo en el pueblo y me lanzo dirección Cerceda recogiendo gente que se pone a mi rueda. Ya cerca de la rotonda del punto de giro veo a Sergio, y le doy un par de gritos para que esté atento y se una al grupillo que estoy formando. 

En la rotonda un Guardia Civil me despista, me meto por donde no es, y pierdo los segundillos que podía haber ganado en el tramo de bajada. En fin…en la subida a Mataelpino veo que Sergio se queda, así que yo sigo a mi ritmo ya con algún relevo en los tramos de subida. Cuando empieza la segunda vuelta entra al relevo un triatleta cuyo dorsal pone Pedro José, que va bastante fuerte cuesta arriba, así que cojo su rueda cuando la carretera se empina, le doy relevo cuando afloja, y seguimos pasando gente.

Comienza el puerto y en los primeros km mi compañero sube a muy buen ritmo, de modo que sigo su rueda, no del todo cómodo. Empiezo a pensar que me he pasado en la primera vuelta de bici. A mitad de puerto me encuentro mejor, hacemos grupillo de 3-4-5 y el ritmo baja. Uno del grupo “ataca” tomando una curva por el carril contrario. Aunque el tráfico en teoría está cortado al 100%, hemos visto pasar coches, así que siguiendo por el carril derecho aumento un poco el ritmo y tardo como 1km en alcanzarlo, para hacer con él el resto de la subida hasta el Puerto, aunque al grupo de Pedro José apenas le sacamos unos segundos. 

Al coronar el Puerto de Navacerrada está Sonia animando (¡gracias!) justo antes de empezar los 2,5km de subida a la Bola, con pendiente media superior al 10% y rampas del 20%. Meto el 34x32 de la vieja Orbea e intento aislarme de sus crujidos en el eje a cada pedalada. Enseguida mi compañero de viaje se queda atrás y veo que voy abriendo hueco con los perseguidores y adelantando a triatletas con un desarrollo del todo inadecuado para la Bola. A la guerra se va con balas, y a la Bola si no eres un crack hay que ir con un 34x28 mínimo. 


Buscando siempre agilidad y cadencia, llego al tramo más duro, espectacular, con un montón de espectadores y familiares animando a todos los triatletas. Uno de los momentazos del año. Aquí me adelanta un chaval jovencito a muy buen ritmo, el primero que me pasa en toda la bici. 



El sóleo izquierdo se me carga un poco al ir sentado y me obliga a subir de pie lo que queda de ascensión, pero nada más bajarme de la bici ya veo que he guardado mucho, incluso demasiado, y que la carrera a pie tiene que darse bien. Parcial de ciclismo 1:44:29, parcial 20º.

T2 rápida con cambio de calcetines incluido, gorra, un gel y a correr. Hace frío en tritraje, pero casi no sopla viento y luce el sol. La carrera a pie consiste en ascender un primer tramo dejando la Bola a la derecha, bajar un poco, subir al punto de giro del sprint, bajar a otro collado, y ascender a Cabeza de Hierro, para a continuación deshacer el camino. 600m de desnivel en 10km, tela.

Aprieto fuerte en los tramos llanos y subo caminando las cuestas empinadas, mientras voy adelantando a bastante gente, sobre todo cuesta abajo. Es curioso que en los trails en Galicia siempre subo con los grupos delanteros pero al bajar me quitan las pegatinas. Aquí sin embargo, veo que la gente tiene muchos más problemas en las bajadas. No son tramos muy técnicos, pero hay que ir con cuidado, y la experiencia corriendo en montaña ayuda.



Cuando llego al punto de giro intento contar la gente con la que me cruzo, veo que voy para top 20 si sigo ganando puestos, así que intento exprimirme a pesar de que en estos circuitos es fácil relajarse al caminar en las subidas y bajar con cuidado. Me cruzo primero con Sergio, y luego con Nano y Pablo, que van casi juntos. En la última subida veo que no llevo a nadie por delante ni por detrás, me relajo un poco y cruzo la meta bastante contento con un tiempo de 3:26:15 en la posición 17ª de 130 finalizados, 4º en mi grupo de edad, a un pasito de lo que hubiese sido mi primer pódium en triatlón. El parcial de carrera, un sorprendente 8º puesto, con 1:08:02, lo que da idea de la dureza del diez mil.



La verdad es que ha sido un triatlón bonito, distinto. Frente a la tendencia actual de “cuanto más llana la bici, mejor, porque más gente se apunta”, la organización de Iván apuesta por la dureza como seña de identidad. Si consiguen corregir algunos problemillas de organización, el Tri Bola del Mundo se convertirá en un triatlón de referencia. Seguramente repita el año que viene.


 
Enhorabuena a Sergio (carrerón, sobre todo en bici), a Nano y a Pablo, que entraron en meta dándose un emotivo abrazo, pero sobre todo a Fer Herva, que en su segundo triatlón se metió en este “embolado” y acabó más fresco que una lechuga.