martes, 19 de agosto de 2008

El Rookie en Mordor (Crónica de la Pedro Delgado)

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Esta crónica forma parte de la trilogía Pedro Delgado. La misma marcha desde los puntos de vista de 3 personas diferentes. Por favor, no dejéis de leer las otras 2, están justo debajo




Jueves 14 15:00h me como una empanada gallega en la máquina de vending de la oficina … será lo último que coma sólido hasta el sábado. Una gastroenteritis virulenta, aunque eso sí sin fiebre, me tiene en la cama los 2 días siguientes

Sábado 16 23:00h Decido ir a la Perico contra el criterio de familia, amiguetes … a dormir, mañana va a ser un día muy largo

Domingo 17 7:50h Estoy con Manu y Sergio en la salida. Hace frío y mi único maillot es por encima de los hombros así que decido ponerme el que regala la organización. Me han dado la talla S Me lo pongo y aquello es tan ajustado que prácticamente representa una falta de respeto. Estamos de cachondeo, pero en realidad lo que nos pasa es que tenemos más miedo que vergüenza. Os digo con total objetividad y sinceridad que ni Sergio ni yo teníamos claro poder acabar y en cualquier caso nuestro objetivo era llegar “dentro de control” en torno a las 8:00h

Tengo que decir que todo esto se organizó como un complejo timo piramidal. Recuerdo perfectamente un día montando por el carril bici con estos 2 individuos:

Manu – Ey, yo voy a hacer la Perico
Sergio- Ah! Pues yo también (Manu tima a Sergio)
Javi- Ehhhh, estooo, la abuela fuma (atención, yo a Manu puedo decirle que no porque está a años luz de nuestro nivel, pero cómo le digo que no, que no estoy preparado a Sergio, que ha cogido la bici 2 veces este año, una para ir al mercadona y otra a la panadería. Sergio tima a Javi. Jaque mate)

8:00 salida


Manu ya se ha ido a coger posiciones, evidentemente no le volveremos a ver hasta la meta. Sergio y yo salimos de los últimos del grupo y emprendemos la subida a la granja. La carrera es neutralizada hasta allí, pero eso no evita que la gente nos pase por tierra mar y aire y perdamos aún más posiciones.

Pasamos la Granja y comienza el ascenso al puerto. De repente tomo conciencia de que tenemos por delante 160 kms, 4 puertos de montaña y que vamos con 1700 tíos de los que sin duda, estamos entre los 100 que menos kilómetros han hecho en su vida en bicicleta. Parecemos Sergio Bolsón y Sam Sagaz Javi en un periplo con salida y llegada en el Mordor Segoviano.

Llegan los primeros repechos y el pulsómetro se está volviendo loco. Sube a 170 ppms a las primeras de cambio; después a 180 ppms. No puedo acelerar, no se qué me pasa. Nos sigue pasando gente. Sergio me tranquiliza y me da ánimos. Se queda a mi lado y me va marcando un ritmo muy llevadero pero yo “no voy”. Alguien nos advierte que llevamos el coche escoba a 50m y a ambos nos invade el miedo de quedarnos solos desde el primer puerto y que esto se convierta en una agónica contrareloj con un único objetivo: llegar a meta

Los dos entendemos que cualquier posibilidad de acabar esto con éxito pasa por no descolgarnos tan pronto así que Sergio acelera y yo me quedo. No mira para atrás y tampoco hace falta, los 2 comprendemos perfectamente la situación y yo personalmente me alegro porque veo que Sergio está determinado a acabar y va a conseguirlo. Sólo espero que el miedo al coche escoba no haga que se cebe en este duro puerto.
Me quedo solo y un fantasma llamado Pálmaces recorre mi cuerpo. Apago el pulsómetro, me está haciendo daño …

Hago el resto del puerto delante del temido coche de carrera junto a un par de veteranísimos del Club La biela de Segovia. Al llegar arriba me paro (atención llega el momento clave de la carrera) saco una camiseta interior que llevaba en el maillot y me la pongo. Enseguida empiezo a notar un calor muy agradable. Seguidamente, en el llano entre Navacerrada y cotos me tomo una barrita que me sienta mejor que un vaso de leche caliente con unas María Fontaneda … yuhu!

Bajo Cotos y me encuentro cada vez mejor, ya no veo el coche escoba y en el llano de Rascafría voy cogiendo gente. Comienzo el puerto y hago la subida de morcuera como una moto (Digamos una vespa) voy con un chaval de Eibar que va sobradísimo y hasta nos relevamos en los tramos expuestos al viento que tiene el puerto. Casi coronando veo a lo lejos la una estampa conocida. Un tío grande moviendo un desarrollaco impresionante … es Sergio!!! (habrá puesto alguna vez el plato pequeño?)

Nos juntamos en el avituallamiento y lo primero que me dice es que tenemos plata en Tenis y no se que de vela jajaja me parto. Comemos como en un cumpleaños y llega un momento que aquello parece una romería y que van a poner Paquito Chocolatero. Trato de sacar a Sergio de allí antes de que pida un trozo de tarta y justo entonces aparece Carlos Maratones. El tío va fresco como una lechuga y sonríe. Ha ido frenado por el grupo en el que iba y ahora empieza su verdadera Perico Delgado.
Le dejamos “almorzando” y bajamos hacia Miraflores para empezar a subir inmediatamente Canencia. Voy genial! Tengo muy buenas sensaciones y me digo a Sergio que se ponga a rueda en el falso llano del puerto pero cuando me doy cuenta está en paralelo a mi y encima lleva toda una grupeta a su rueda en fila de a uno jajaja es incorregible, el paradigma armadillo!
Bajamos juntos Canencia y cogemos a un grupo grande que va volando. Ya no hay otro avitualllamiento hasta dentro de 50 kms; demasiados kms!. En el tramo de Lozoya, como siempre, hay viento en contra. El grupo va cogiendo gente pero se va rompiendo continuamente porque los de delante están imponiendo un ritmo altísimo para el nivel general de los que en él vamos. Tengo que agradecer a Manu y a Ángel el que me enseñaran a rodar en grupo y a sufrir para mantener una rueda en las últimas salidas en bici. A pesar de que el grupo iba mucho más rápido de lo que yo creía poder soportar, siempre iba en los primeros puestos y no me quedaba nunca cuando se rompía.
Así llegamos a Lozoya y comienza Navafría; ahí pienso: “ no puedo seguir a estos señores porque me van a sacar de punto y lo voy a pagar caro después”.
Efectivamente me sacan de punto pero no me descuelgo. Los que marcan el ritmo son del CD Avila y hay un ambiente estupendo en el grupo; todos hablan menos yo que no puedo decir ni Pamplona. Kilómetro tras kilómetro pienso que me dejaré ir en el siguiente pero nunca es así (navafría tiene 11kms) recuerdo algo importante que he aprendido este año, a veces las circunstancias te obligan a hacer algo que crees imposible y cuando lo haces te das cuenta de que simplemente no te habías atrevido a hacerlo “te estabas autolimitando” …sin duda esta es la vez que he subido más rápido un puerto y eso que llevaba otros 3 delante.
En los últimos 2 kms noto que viene tras de mi el hombre del mazo. Por suerte llevo un plátano en el maillot y me lo voy a comer en marcha en cuanto coronemos porque tengo claro que aquí nadie va a parar en la cima.
Justo antes del puerto acelero, me separo del grupo y me pongo a pelar el plátano. Comienza el descenso y cuando me lo voy a llevar a la boca paso sobre el típico foso con barras que ponen en la sierra para el ganado, la bici bota y el plátano cae al suelo … Noooooooooooooorrrrrrrlllllllll, sigo hacia abajo pensando en el plátano, el señor del mazo y los kilómetros que me quedan hasta el avituallamiento de Collado Hermoso.
El tramo llano se me hace eterno, no vamos rápido pero “el lado oscuro se está haciendo fuerte en mi” y, o como algo inmediatamente o las voy a pasar moradas. Por fin collado Hermoso! En el avituallamiento como sin pudor … ya está hecho!!
Tras el avituallamiento me doy cuenta de que llevo kilómetros rodando detrás de David Baeza un amiguete de Alcalá!: “Baeza, que mal montas en bicicleta!” El tío es un superclase y con diferencia de los que más frescos van en el grupo. De hecho ha querido entrar varias veces a tirar pero no le han dejado porque se ha instaurado, por parte de un club que lleva 2 chavales delante tirando, un ferreo control que nos lleva a un ritmo que hace que cojamos gente que va muy madura pero que evita que se pierdan unidades por detrás (no es coña)

Entramos en Segovia, ya veo la meta yuhuuuuuuuuu! Somos grandes somos grandes, a ver el tiempo … toooooooooomaaaaaa

Llamada a la familia que se habían quedado preocupados con lo de la gastroenteritis: Estoy feliz!!
Me cambio, voy a dejar el chip y a ver la entrada del resto de los Armadillos (menos de Manu claro, todavía no conocía el tiempazo que había hecho el gallego)

Los 4 armadillos acaban la Perico!!!

Nos merecemos un premio que llega en forma de fortuito encuentro y posterior instantanea con Pedro Delgado in person (Por cierto, es un tío majísimo)

Un gran día!!

lunes, 18 de agosto de 2008

Mi primera cicloturista

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Hola a tod@s, lo primero es que debajo de mi crónica está la de Manu. Leedla porque refleja mucho mejor que la mía lo que es una competición ciclista. Lo mío es más una excursión por la sierra, larga y dura eso sí, acompañado de gente.

Domingo 17 de agosto, 7:50 de la mañana, polideportivo Pedro Delgado de Segovia, 10ºC de temperatura. 1700 ciclistas se amontonan en la salida y yo me siento completamente fuera de lugar, bastante asustado con la que se me viene encima. Menos mal que llega Javi a la carrera y embutido en el mallot talla S con el que le acaban de obsequiar para romper un poco la tensión. Vamos tranquilamente donde está Manu, charlamos un poquillo, nos abrazamos deseándonos suerte y se da la salida.
La carrera es neutralizada hasta La Granja, lo que supongo que importará para los que se jueguen la victoria pero a mí me da igual, ya podíamos haber empezado en La Granja y nos ahorrábamos unos cuantos kms. Manu, que es el responsable de que estemos metidos en este lío, se va rápidamente para delante, ya no lo volvería a ver hasta la meta.
Hago los primeros kms con Javi, muy tranquilos, nos pasa gente por todos los lados. Javi me dice que no va fino, acaba de pasar una gastroenteritis y no se siente bien. "Venga, tranquilo, vamos poco a poco". Pero al llegar a La Granja miro hacia atrás y veo que tenemos el coche escoba a 50m, así que me agobio y decido tirar un poco. Javi no me acompaña pero yo estoy seguro (aunque él no se lo crea) de que se rehará y conseguirá acabar.
Empezamos la primera tachuelita del día, el Puerto de Navacerrada. Subo bastante cómodo, siempre por encima de los 12km/h y adelanto a un montón de gente, pero claro con lo detrás que empecé no era difícil. De todas formas intento no cebarme, esto es larguísimo y nunca he hecho esta distancia, ni siquiera de cerca. De hecho mi récord de kms con la bici de carretera (88) fue el martes pasado (Manu, no te descojones). ¿Y qué pinto yo aquí? os preguntaréis. Pues ni yo estoy seguro pero ya sabéis que me apunto a un bombardeo y que estás historias/retos me encantan. Bueno, al grano. Nunca había subido Navacerrada en bici pero me parece un puerto muy cómodo, supongo que porque es el primero del día y porque la carretera es muy buena.
Corono y empezamos la bajada, primero suavecita hasta Cotos y después a saco hasta Rascafría. Dentro de lo que cabe no me considero un mal escalador, pero bajando soy un desastre. Si a esto le unimos que tenía muy claro que no me quería caer nos encontramos con una bajada infame, en la que me adelantaron como 100 o 200 ciclistas. Llego a Rascafría completamente congelado por la bajada, menos mal que el sol comienza a calentar algo. En el pueblo deben estar de fiestas y hay algún trasnochado que prolonga el pedo a base de botellines de cerveza diciendo paridas que contribuye a echarnos unas risas. Aprovecho el llano antes de comenzar el Puerto de La Morucera para tomarme una barrita e hidratarme, recordando los mandamientos del ciclista: CBR (comer, beber, rueda).
Justo cuando empiezo a subir La Morcuera me llega un mensaje de Laura diciéndome que las americanas nos han pasado por encima en el doble. Joder, si es que estaba claro que las nuestras se conformaban con la plata, yo creo que ayer se fueron de juerga y han llegado al partido con resaca. Bueno, empezamos a subir, bastante bien. Cojo un ritmo fácil y adelanto a muchos ciclistas. Voy muy cómodo y realmente estoy disfrutando un montón de la subida. Cuando me falta un km para llegar al avituallamiento me pasa Javi y me llevo el alegrón del día. Me dice que se ha recuperado y que va muy bien ¡ya lo sabía yo! En el avituallmiento hay un montón de gente parada así que eso hacemos. Llevamos 64kms y son las 11:03. Saco mi chuleta y veo que llevamos media hora de adelanto sobre el cierre de control, que era mi obsesión. De todas formas Javi me dice que no hay que acomodarse e hizo bien porque yo por mí hubiera echado allí la mañana charlando y tomando plátanos y rodajas de sandía. Estiramos un poquito, meamos, llamo a Laura para decirle que todo va bien, saludamos a Carlos Maratones, que acaba de llegar y nos ponemos a bajar, despacito y con buena letra.
Nada más acabar la bajada, en Miraflores, empieza la subida al Puerto de Canencia, en teoría el más facilito de los cuatro. Voy con Javi aunque veo que está más fuerte que yo. La subida se me atraganta, sobre todo los 4 últimos kms al 7% de media. Por fin llegamos a la cima y me paro a por agua. Bajamos tranquilos y en el pueblo de Canencia cogemos un grupo. Aunque vamos demasiado rápido para mí y no voy cómodo, me esfuerzo para cogerlo y llanear hasta Lozoya. Son las 12:45, llevamos 102km y casi una hora de adelanto sobre el cierre de control, bien. Antes de subir el puerto me paro a estirar un par de minutos porque noto que las piernas ya no van frescas. Me tomo la segunda barrita y Veo que tengo noticias olímpicas de Laura y de Nacho en el móvil. Hemos ganado una plata en 49er y Gervasio ha conseguido otra en suelo. ¡Bien por él! Junto con Llaneras, el mejor deportista olímpico español de todos los tiempos, aunque habrá que esperar a ver de lo que es capaz David Cal. Pienso que me estoy perdiendo la mejor jornada olímpica pero qué se le va a hacer, estamos a otra guerra. La subida se me hizo un infierno, lo pasé realmente mal. No sé si me dio una pájara pero iba con las pulsaciones desbocadas, con todo el desarrollo metido, con sudores fríos y completamente vacío. Aquí en vez de pasar a gente me pasaban a mí, aunque en general la gente iba con la reserva. Me tomo una de las pastillas de fructosa que llevo pero no hace demasiado. Finalmente consigo coronar y veo a gente parada pero decido no detenerme y seguir hacia abajo. Mal hecho, nada más empezar a bajar noto que voy mareado así que me paro y me relajo un poco, bebo agua y más o menos se me pasa. Reanudamos la marcha.
A partir de Navafría quedan 40kms a meta y Manu me había dicho que lo principal era disfrutarlos. Pues a eso me dispongo. Me pilla un grupo por detrás y, aunque me apetece más ir solo, me uno a ellos de mala gana porque quiero llegar al avituallamiento de Collado Hermoso cuanto antes, en el km 135. Es curioso el comportamiento ciclista dentro de un grupo. Están los que tiran demostrando que van sobrados, los que aunque van bien prefieren ir a rueda reservando, los que van haciendo la goma... Pero lo que me ha parecido más curioso es que la gente se comunica dando voces, a base de interjecciones monosilábicas. Lo bueno es que, acostumbrado a los triatlones en los que la gente va super tensa y a tirando a saco, aquí en general todos están relajados y de buen rollo. Llego al avituallamiento con más pena que gloria y me paro a descansar un rato. Mientras que comento las resultados olímpicos con unos valencianos bastante majetes, me bebo dos cocacolas y un aquarius en 40 segundos, me como tres plátanos y cuatro rajas de sandía e intento hacer lo propio con un sandwich de chorizo pero no entra. Llamo a Laura para decirle que la cosa va bien y me da el alegrón del oro de Nadal, ¡vaya crack! También llamo a Nacho para agradecerle los ánimos y por último a Carlos Maratones. Me dice que me lleva 10 minutos, me habrá adelantado en algún momento y no nos hemos visto. Como no se me ocurre a quien más llamar y como me estoy quedando sin batería en el móvil decido que ya es hora de salir y acabar con esto.
Ya sé que salvo hecatombe acabo porque lo que queda son 30km de llanear hasta meta. Me pongo a pedalear solo. Por mucho que Javi y Manu me critiquen, no quiero ir en grupo, no quiero llevar el ritmo de otros, quiero ir solo y disfrutar de la carrera. ¿Voy a perder tiempo? Seguro que sí ¿Voy a gastar más energía? También pero ¡qué más da si lo que quiero es terminar! Así que en esas estoy, de vez en cuando me alcanza algún grupo y les dejo que se vayan y otras (las menos) alcanzo yo a algún grupeto que va bastante cascado y les dejo atrás. Poco a poco voy quemando kms y la meta está cada vez más cerca. Pasamos por Torrecaballeros y tomamos la carretera a La Granja, ahora sí que lo estoy pasando realmente bien. En La Granja me da un tirón en el muslo pero nada serio, paro a estirar y sigo la marcha. Enfilo la carretera a Segovia y tengo la piel de gallina ¡voy a acabar! Los últimos kms se pasan en un suspiro y finalmente llego a meta tras 166km. Pensaba llegar sobre las 5 de la tarde y no son ni las 4, fenomenal.

Con esto casi acabamos un año "retista": el maratón del Sahara, MAPOMA, la Cuerda Larga y la Pedro Delgado. Bien pero quizás todo esto me ha despistado un poco de mi pasión triatlética. Veamos qué pasa el año que viene, espero que ninguno me liéis para hacer alguna otra cosita de estas que tanto me gustan ¡soy tan fácil! :-))

XV Marcha Cicloturista Pedro Delgado

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Lo hemos pasado en grande en nuestro debut cicloturista en la Pedro Delgado, marcha larga, dura y con más ambiente de competición que de marcha cicloturista. El perfil es el siguiente:


Aunque casi todo ha sido bueno, empezaré señalando un par de cosas que no me han gustado:

- Lo peor, con diferencia, lo guarra que es parte de la gente. Vamos a ver, yo entiendo que una persona amante de la bicicleta se presupone concienciada con el medio ambiente. Me parece muy triste ver a muchos, muchísimos participantes tirar al suelo los envoltorios de barritas y geles a lo largo de todo el recorrido. Si hacerlo en medio de un pueblo es una guarrada, hacerlo en parajes idílicos como el puerto de Navafría es una buena razón para que se prohíban este tipo de pruebas. Yo me pregunto si costará mucho trabajo cargar con los ¿10 gramos? de un envoltorio de barrita hasta el siguiente avituallamiento o hasta meta. El colmo fue cuando, tras reflexionar sobre el tema durante toda la carrera, en la grupeta del tramo final un elemento soltó el envoltorio y éste me golpeó en la cara.

- Respecto a la organización, dos pegas. Primero que, como suele ser habitual, se acabaron enseguida los maillots tallas L y XL. Llegué una hora antes de la salida y sólo quedaban XXL y M. La segunda cosilla a mejorar, los avituallamientos. La colocación de los de Morcuera y Canencia es demasiado próxima, y luego hay un buen trecho hasta Collado Hermoso. También fue flojo el escaso avituallamiento en meta, sólo Coca Cola sin cafeína y Fanta naranja. Yo creo que poner agua y bebidas isotónicas en la meta tras 166km no es descabellado. Por lo demás, la organización me pareció más que correcta.

Dicho todo esto, vamos con la crónica.

Tras las fotos de rigor con Sergio y Javi en la salida, empieza el tramo neutralizado con un ligero retraso sobre la hora prevista. Por cierto, que Javi esta vez llegó con tiempo de sobra...va dejando de ser rookie, eso sí, con maillot sin mangas, ideal para los 9º que marca el termómetro. Al final se pone el maillot que regalaban en la marcha. Yo decido fiarme del parte meteorológico que da temperaturas suaves en las cimas y no subo ropa de abrigo. Buena decisión, sólo paso algo de frío hasta La Granja. Enseguida pierdo de vista a Sergio y Javi, que van a ir un poco más despacio, así que me toca hacer la marcha en solitario desde el principio. “En solitario” es un decir, porque jamás he rodado con tal cantidad de gente a mi alrededor y voy un poco tenso pues no quiero meter la pata con un enganchón en el gran grupo. Me adelantan un montón de ciclistas y me da la sensación de que voy de los últimos, pero si giro la cabeza no se ve el coche escoba. En La Granja me desconcierta no ver el punto de toma de tiempos, por lo que no puedo tomar referencias más allá del ciclocomputador que puse en marcha en la salida.

La subida a Navacerrada pone a cada uno en su sitio, por lo que el pelotón se convierte en un rosario de ciclistas. Donde empieza lo duro de verdad, a falta de 7km para la cima, meto el 34x25, que es el primer puerto y quiero subirlo muy cómodo. Sin embargo la tensión de la marcha me hace mover molinillo por las siete revueltas más rápido de lo que acostumbro, y voy pasando a bastante gente. Un tipo con culotte del Kelme me adelanta mientras va cantando ¿música de eucaristía?. La gente lo mira estupefacta y algunos le recriminan y le dicen que se calle. Qué bordes se ponen algunos en pleno esfuerzo. Sin mucha más historia llego al último km de Navacerrada, bastante duro, en el que acelero un poco y veo que me responden las fuerzas. Hoy voy súper, el no entrenar los últimos cinco días no me pasa factura, sino que incluso parece que me ha venido bien el descanso.

En el falso llano hasta Cotos me permito el lujo de tirar de un grupo de siete junto a un chico con culotte del ¿Siro Vázquez?. Intento no gastar muchas fuerzas, pero este trozo es favorable y voy cómodo. Media barrita antes de bajar Cotos, y empieza mi particular calvario con los descensos.

Yo no sé si es que soy un patán con la bici o demasiado prudente, pero es que bajando me adelantan hasta las abuelas. Y es que además ni siquiera trazo bien yendo mucho más despacio que el resto. Además Cotos es una bajada que no me gusta nada, el firme no es demasiado bueno y hay tres curvas a izquierdas y dos a derechas que se van cerrando peligrosamente. Bajo muy prudente y me adelantan ciclistas por todos lados. Veo a dos que se han caído y unos cinco que han pinchado, por lo que agradezco llegar a los restaurantes sin mayor incidente que una curva mal tomada que me obliga a corregir trazada. De los restaurantes al Paular es un tramo para rodar muy rápido en rectas cuesta abajo y aprovecho para alcanzar un grupo de 15 y tomarme media barrita más.

En el empedrado de Rascafría, he leído la historia de los borrachos que “torean” ciclistas y, como no quiero jaleos en un grupo grande, me pongo al frente del grupo y tiro por el pavé embistiendo las camisetas - muletas de los chavales (se deben de creer graciosos) mientras esquivo a los que te ofrecen cerveza. En fin…

Llegamos a la Morcuera y las sensaciones siguen siendo buenas. Paso con calma el tramo más duro para marcarme mi ritmo de 15-16km/h en la parte más suave. Este puerto me lo conozco de memoria y voy adelantando gente poco a poco sin cebarme. Un tipo borde con ropas del AG2R le da un empujón a una chica que ocupaba parte de la calzada…si tratamos así al público, no me extraña que casi nadie nos dé ánimos…

Paro en el avituallamiento a 1km de coronar la Morcuera, bebo un aquarius y relleno bidones con agua. En dos minutos salgo de la aglomeración y me dispongo a bajar hacia Miraflores. Gente de la organización avisa de lo peligroso de la bajada. Yo no estoy de acuerdo, es una bajada bastante noble y su peligro radica en que puede hacerse muy rápido y hay unos quitamiedos de piedra que son más bien “metemiedos”. Aunque estoy harto de bajar este puerto y lo afronto con más decisión que Cotos, vuelven a adelantarme 20 tíos. Y es que cuando veo 60 y pico en el ciclocomputador me es imposible no darle al freno.

Con complejo de Menchov encaro la brutal rampa de Miraflores que marca el inicio del Puerto de Canencia. Repitiendo la táctica del puerto anterior, una vez pasado lo duro, me marco un buen ritmo en la parte suave y recupero los puestos que he perdido en la bajada y en las rampas más duras. Cada vez estoy mejor de piernas y de ánimo, pero queda más de la mitad de la marcha, nunca he afrontado esta distancia ni este desnivel y hay que guardar. Canencia es un puerto que engaña: rampón al principio, zona intermedia casi llana y tres km finales sin bajar del 7% en ningún momento. Estos tres km antes de coronar se me hacen bastante duros pero corono sin problemas, dejando a un lado el avituallamiento porque aún voy cargado de líquido.

Nueva bajada para olvidar dejando caídos y pinchados a ambos lados de la calzada. Cuando llego al pueblo de Canencia tengo detrás a cuatro ciclistas sin muchas ganas de tirar. Sé que aquí interesa coger buen grupo antes del cruce con la pestosa carretera de la A1, así que doy un relevo a tope para coger al grupo delantero, que parece numeroso. Otro chico me ayuda y enlazamos, lo cual me permite tomar tranquilo mi segunda barrita. Ahora estoy en un grupo de 20 en el que sólo tira uno, con algo de viento y cuesta arriba hacia Lozoya. De repente el que tira se cabrea y dice que no tira ni un metro más. Le tomamos el relevo tres o cuatro y aquí me doy cuenta de que no sé relevar, sólo sé vaciarme dando tirones. Me agoto de forma absurda y cuando le doy al codo porque no puedo más tengo sólo a cinco detrás jadeando, entre ellos el que tiraba antes. Pues nada, seguimos ahora a rueda a buen ritmo y en Lozoya empieza el puerto.

Navafría me lo he subido cinco veces en los últimos dos meses, así que casi me conozco cada curva. Al principio es suave, hay un par de rampas duras, pero en general la pendiente es larga y sostenida entre sombras. Estos puertos son los que mejor me van y me sigo viendo fuerte, así que la subida me sale realmente bien. Voy pasando bastante gente mientras charlo con los que tienen ganas, fijándome en que mis piernas sin afeitar ya son una excepción, así que debo ir bien. Un ciclista de Oviedo me cuenta que está de reenganche, que viene de una boda en Oviedo y se está acordando de todo lo que tomó la noche anterior. Un poco más adelante le saco unas fotos con su cámara a un chico con malliot de un club catalán que va sobrado... Por fin veo ambiente cicloturista, aunque la mayor parte de la gente sube entre jadeos sin decir palabra. Entre una cosa y otra llego a donde suaviza, último km metiendo plato y me “lanzo” a la bajada detrás de un coche que baja lentísimo. Cuando por fin veo una recta lo adelanto pero el siguiente grupo debe ir en Cuenca. En la parte final de la bajada me pasa un generoso ciclista con maillot de ¿Harobike? al que acompañaré ya hasta Segovia. Pero a la ruta aún le quedan 40 km rompepiernas que se me van a hacer muy largos.

En primer lugar vuelvo a hacer el primo dando un relevo a mi compañero demasiado fuerte cuesta abajo, lo cual me deja sin fuerzas para el primer repecho al salir de Navafría. Por detrás vienen cinco participantes que me pasan y, en el peor momento de la marcha, pierdo rueda y sufro como un cerdo en un repecho del 3%. Me viene a ver un ángel cuando un ciclista me adelanta a un ritmo sostenible y me devuelve al grupo en el siguiente tramo llano. Le agradezco su ayuda y me pongo a rueda que está claro que ya voy muy justo. Buen ritmo hasta Collado Hermoso y llega el momento tonto de la marcha. Los que tiran en el grupo deciden parar en el avituallamiento, así que pie a tierra. Cuando me tomo un gel y estoy rellenando mi bidón pasan como motos sin parar unos 20 ciclistas entre los que reconozco a un montón que pasé en Navafría. Estupendo…espero tres minutos a que se forme otra grupeta y a rueda que me cuesta horrores seguirlos. Sé que no tengo el fondo de mis compañeros de grupo y aún quedan "las antenas" y un repecho matador en La Granja. El repecho de las antenas nos descuelga a los cinco que vamos más flojos, pero enlazamos a duras penas en la bajada hacia Torrecaballeros.

La verdad es que a rueda se va muy bien en el terreno que queda, y a pesar de que alguno se queja de falta de colaboración decido no dar relevos hasta La Granja por lo menos. Además, están tirando sólo cuatro o cinco en un grupo de quince, por lo que no me siento tan culpable, salvo por el amigo del Harobike que tira todo el rato como un campeón.

El repecho de la Granja lo paso a duras penas y como parece que esto se acaba, doy un relevo con lo que me queda y vuelvo a hacer el pardillo. Un tipo alto de Cantimpalos me mete un grito “¡¡¡que no deis tirones!!!” y me siento idiota una vez más. Sin mucha más historia llegamos a Segovia y en la recta final esprintan los que han chupado rueda todo el rato. A mí no me queda mucho y me quedo penúltimo del grupo escuchando los sapos y culebras que salen de la boca de los que tiraron y se ven superados en el “sprint”. A mí me da igual, soy “finisher” de la Pedro Delgado en 5h40m, 6h justas contando el tramo neutralizado, lo que supone unos 50 minutos mejor de lo que esperaba, puesto 482 de 1.587 participantes y diploma de plata. Entro radiante en meta disfrutando uno de esos momentos que recompensan todo el esfuerzo realizado. Agradezco a Sonia las horas de espera al sol y me trago dos coca colas sin cafeína medio calientes.

A Javi no lo veo llegar, pero cuando aparece ya cambiado, se le ve fresco y radiente, ha entrado mucho mejor que en Pálmaces. Hay que echarle un par de narices para meterse la Pedro Delgado 48h después de una gastroenteritis.

Sergio tarda un poco más, pero entra fresco como una lechuga. Sus frases, las típicas: "esto es una mariconada", "el año que viene la Quebrantahuesos"...El tío se ha hecho la Pedro Delgado casi sin entrenar y prácticamente todo el rato "sin drafting", pasando de coger rueda. Idiosincrasia armadilla en estado puro.

Un rato después tengo el gusto de conocer a Carlos Maratones, con el que quedamos emplazados para Cuenca.

Para poner la guinda al pastel, nos vamos a comer pasta, melón y arroz con leche a una mesa en la que está...el mismo Pedro Delgado, persona afable como pocas, a la que parece incomodar poco que la gente se acerque a saludarle. Intentamos no darle mucho la brasa, más allá de la típica foto y el comentario de que hemos elegido su marcha para nuestro debut cicloturista, y eso es algo como para estar orgullosos.

El año que viene volverá a haber presencia armadilla en la Pedro Delgado. Seguro.


jueves, 7 de agosto de 2008

Beijing 2008 Podemos

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Podemos, esta claro que tenemos grandes oportunidades, sobre todo en la clasificación masculina, sería impresionante un podium con Noya y Raña, y por que no en la femenina, Ana Burgos irá con muchas ganas al ser su última olimpiada, y Murua ha estado todo el año preparando la prueba.

Tocará madrugón: 18 Agosto, 4.00 am Prueba Femenina; 19 Agosto, 4.00 am Prueba Masculina.

PODEMOS !!!