La grandeza de una carrera masificada radica en que te sientas como en una carrera de barrio, por lo que para mí la Vig Bay, desde ayer, es una carrera grande.
El primer aliciente de la Vig Bay es su recorrido a lo largo de la bahía. Los 4km iniciales se hacen por un circuito en el paseo de la playa de Samil, en Vigo, donde se recibe el calor del público de la “gran ciudad” gallega, para a continuación dirigirse hacia el Concello de Nigrán y recorrer la bahía hasta el Parador de Baiona.
Se trata de una prueba bastante llana, pero con un repecho interesante a la altura de Canido, entre los km 6 y 9:
Otra cosa buena de la Vig Bay es que, a pesar de contar con casi 3.000 corredores, no había sensación de aglomeración ni para recoger los dorsales, ni en el camión guardarropa (salvo a última hora) ni en la salida. La gente se puso ordenadamente en los cajones en función del tiempo estimado y dos minutos antes de comenzar la prueba podías meterte perfectamente en los cajones más rápidos.
A la hora en punto se daba la salida y, sin apenas problemas de empujones, busqué un ritmo un poco más rápido de mi objetivo: 4’15” de media para bajar de la 1h30m. Los km de Samil me salieron a 4’06”, 4’10”,4’07” y 4’01”. Buenas sensaciones y ritmo vivo para aprovechar estos primeros km llanos.
Los siguientes km son los más rompepiernas, el terreno en el que más cómodo me encuentro siempre. Los de subida los hago entre 4’15” y 4’25” adelantando gente. Del km9 al 15 predomina la bajada, noto los abductores cargados y me pasa un buen número de corredores. Me salen a una media de 4’07”.
El bajón lo paso del 16 al 18. Ya se ve el Parador al final de la Bahía, pero me desconcentro bastante con el goteo incesante de puestos perdidos y empiezo a pensar en lo dura que será psicológicamente la media del Challenge. Tres km llanos que paso en 4’18”, 4’16” y 4’12”. Justo antes de la pancarta de 18 me pasa un grupo de seis corredores que protege del ligero viento en contra y los km finales sufro un poquillo para hacerlos en 4’07” y cruzar la meta con 1:27:58, mejor marca personal y objetivo ampliamente cumplido.
Una vez en meta el avituallamiento es de lujo: roscón de pascua, yogur, flan, plátanos, barritas, aquarius, powerade y agua. Si le sumamos una camiseta técnica de la talla pedida cuando haces la inscripción, el balance final es muy positivo.
Carrera muy recomendable a la que espero volver en próximas ediciones.
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